El huevo es un alimento muy práctico y altamente nutritivo que debe formar parte de la dieta habitual excepto que bajo alguna condición de salud o prescripción médica deba o haya sido excluido.
Los huevos resultan fáciles de preparar, combinar y consumir ya sea como parte principal o como ingredientes de todo tipo de platos como desayunos, ensaladas, pastas y postres. Los huevos que habitualmente consumimos son de gallina, pero también sabemos que podrían ser de pava, pata, codorniz, avestruz, etc.
Nos referimos a los huevos de gallina de forma genérica. Una unidad pesa aproximadamente 60 gramos, y esta formado por dos partes consumibles, la clara y la yema y una no para el consumo humano, la cáscara.
La cáscara, según sea la estirpe, será de diferentes colores, lo cual no tiene nada que ver con la calidad del mismo. Está formado por carbonato de calcio y su función es proteger al embrión.
La yema, es la tercera parte del huevo y porción de color amarillo. Se compone principalmente de grasas, proteínas, vitaminas y minerales. La intensidad de su color dependerá del alimento que consume la gallina. Una yema nos brinda 60 calorías y aporta grasas saludables.
La clara, de textura viscosa y transparente, esta formada en un 90% de agua, el resto lo constituyen las proteínas (ovoalbúmina, la más abundante) y vitaminas. La clara es el único alimento que aporta proteínas sin grasa.
Una clara de huevo aporta 17 calorías y 7 gramos de proteína de alto valor biológico.
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